En un ambiente de tensión y desconfianza, La Cámpora y los legisladores, con una presión auxiliar de la Justicia bonaerense, le dio lugar al planteo del gobernador sobre el cronograma y reelecciones
El cronograma electoral bonaerense empieza a definirse luego de las sucesivas reuniones que mantuvieron los legisladores de todas las bancadas con las autoridades de la Junta Electoral y la presidenta de la Corte Suprema, Hilda Kogan. Tras la suspensión de las PASO, oficializada el lunes a la tarde, en el que terminaron pactando un mix entre las primeras fechas propuestas por Axel Kicillof y las que pretendían imponer los legisladores de todos los bloques, mucho más cercanas al cierre de las listas de candidatos nacionales.
Casi sin preguntar, solo mostrando algo de decisión, el gobernador parece estar llevando a empujones al resto del peronismo kirchnerista tras su deseo de suspensión de las PASO y desdoblamiento electoral con el agregado que el cronograma también es el que más creía conveniente. La política bonaerense, ausente de un decisor aparte de Javier Milei, parece haberse acomodado a su molde. ¿Continuará así? Nada es seguro. El ruido de las armas se escucha a lo lejos. Habrá que ver si deciden usarlas.
Tomando como base el día de la elección desdoblada para cargos provinciales del 7 de septiembre, sesenta días antes deberán formalizarse las alianzas, es de decir, alrededor del 9 de Julio. Diez días después se tendrían que presentar las listas de candidatos y el 7 de agosto tendrían que estar confeccionadas y aprobadas las boletas, que seguramente serán impresas en blanco y negro y sin fotos, como se hacía hace casi dos décadas atrás.
La nueva tregua entre el gobernador y los seguidores de Cristina Fernández de Kirchner no llega por convicción sino por conveniencia. Es que, si seguían dilatando esta discusión electoral todo lo demás, lo que le importa a “la política”, entraba en un cono de sombras que podía terminar, directamente, en un nuevo colapso total similar al que se vivió a fin del año pasado, que por tantas cosas y tan variadas necesidades no se pudieron tratar ni presupuesto, ni endeudamiento, ni nombramiento de jueces y mucho menos las reelecciones indefinidas para legisladores e intendentes.
En el año electoral se rompieron, sin embargo, todas las normas preexistentes, fundamentalmente las de no tratar reformas que afectaran el sistema de votación. E inclusive puede ser peor, y por eso terminó destrabándose el tema del calendario. La reelección indefinida para legisladores ya tuvo aprobación en comisión y la semana próxima se tratará en el plenario de la Cámara. Los intendentes deberán seguir esperando. La sanción original se produjo con ausencias como la de Daniela Reich, de La Libertad Avanza en dicho organismo, y el rechazo de Florencia Arietto, quien tampoco presentó un proyecto en minoría.
En la reunión que mantuvieron hace diez días con Kicillof, Leonardo Nardini, Federico Otermin, Mayra Mendoza, Mariel Fernández y Gustavo Menéndez, todos tributarios a la conducción de Máximo Kirchner, además de sugerirle que hablara con la ex presidenta, que ya había hecho “el gesto” de aceptar sus condiciones, los jefes comunales le pidieron, entre otras cosas, que insistiera con el tema de sus respectivas reelecciones, algo que el gobernador les contestó con una obviedad. “Yo puedo hacer todo lo posible, pero son vuestros jefes los que tienen las manos para eso”.
¿Puede llegarse a la conclusión de que el tema electoral debió ser resuelto a pesar de la poca voluntad de los principales protagonistas a cambio de tratar los temas que a los diputados y senadores verdaderamente les importa? Por supuesto que sí. Sin definiciones sobre el tema que más trascendencia tenía, todos los demás quedaban bajo una tensa negociación que nadie podía destrabar.
Es factible que, junto con las reelecciones indefinidas para legisladores bonaerenses también le aprueben el endeudamiento postergado desde el año pasado. De eso también hablaron los intendentes que quedaron como rehenes para una negociación posterior con Cristina, Máximo y Sergio Massa para el año próximo, en donde se define verdaderamente el futuro de la alianza compuesta por peronistas, renovadores y kirchneristas.
Más allá de las tensiones y pases de factura de ambos sectores, los que orbitan alrededor de Kicillof y los que siguen fieles a Cristina Kirchner, la lista única es cada vez más posible. No porque quieran, sino por el miedo a perder y, fundamentalmente, a quedar como el causante de la ruptura. En un mensaje en X, Sergio Massa, el más perjudicado en la división, resaltó que los nuevos tiempos obligan a la “unidad para construir respuestas transformadoras”.
Massa no puede darse el lujo de acompañar el proceso autodestructivo, pero imprescindible, que atraviesa el kirchnerismo. Él había quedado como el único componedor, casi como el síndico de una quiebra que, por cuestiones naturales o judiciales, le quedaría en sus manos. La ruptura de ese esquema político, con la decisión de Kicillof de encabezar su propio movimiento, abre para el ex candidato presidencial un nuevo desafío.