Desde el espacio se tomarán unas semanas para reflexionar sobre los nuevos caminos a seguir. "No, no" serán absorbidos por La Libertad Avanza.
En las primeras horas del domingo, olfateando una clara derrota, los candidatos del PRO se reunieron en el Café Tortoni intentando apoyarse de la mano de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Con esos mismos ánimos perdidos y entregados a la crisis, acudieron al búnker; pero el verdadero puñal llegó pasadas las 19.30, cuando quedaron totalmente alejados de los resultados de La Libertad Avanza. De todos modos, esta batalla recién comienza: "Estamos golpeados, no destruidos".
Su búnker se levantó al frente de la casa amarilla, sobre la calle Balcarce 412. Allí dentro se respiraba un aire cargado de tristeza, según comentaban a este medio, y habían pactado quiénes hablarían: primero Vidal, durante el cierre de los comicios; luego Silvia Lospennato, y por último el jefe de Gobierno Jorge Macri.
Los primeros datos que llegaron al edificio shockearon a los presentes, mientras la noche caía sobre sus cabezas. Respiraron profundo, pensaron qué decir y salieron a dar la cara. Se subieron al escenario todos los candidatos junto con el titular del partido, Mauricio Macri; el diputado nacional Cristian Ritondo; la vicepresidenta del PRO e intendenta de Vicente López, Soledad Martínez; y la vicegobernadora Clara Muzzio.
"No son los resultados que esperábamos", reconoció Lospennato cuando las mesas comenzaron a anunciar a Manuel Adorni como el ganador indiscutido. Rocío Figueroa, la última en ingresar a la Legislatura y la candidata más joven del espacio, la sostenía del brazo mientras ella agachaba la cabeza, el público la alentaba y Jorge Macri la valoraba por "todos los ataques" que recibió en esta sangrienta campaña.
Al desdoblar los comicios y llevar el fallido proyecto de Ficha Limpia al recinto del Senado, el macrismo intentó municipalizar las elecciones. El equipo violeta las nacionalizó sin demasiado esfuerzo y eso fue suficiente. El mismo Mauricio confesó que fue todo un error y la astuta estrategia libertaria salió victoriosa.
Sólo en las peores pesadillas del PRO se daba un panorama así: La Libertad Avanza encabezando con un 30%, Unión por la Patria rozando el 28% y, en tercer lugar, su boleta amarilla sin poder alcanzar el 16%. Horacio Rodríguez Larreta festejando desde su búnker el haber logrado amargar a los Macri, mientras el monstruo que Mauricio mismo crió y alimentó en el pasado año festejaba dentro del Hotel Libertador.
"Esta fue una campaña muy difícil, llena de agresiones, de insultos, de noticias falsas, una campaña que cruzó todos los límites. Eso no es un chiste", disparó Silvia. De hecho, cuando el micrófono quedó en manos del jefe de Gobierno, este pidió felicitarla por todos los dardos que recibió mientras se oía: "Olé, olé, olé, olé. Silvia, Silvia".
Nadie más dijo nada. Aceptaron la derrota, felicitaron a Adorni y a Leandro Santoro, y desfilaron adentro de la Casa del PRO. Algunos subieron al quinto piso, los más cercanos al expresidente, y permanecieron un tiempo allí con él. A la hora, la cabeza del espacio daría una entrevista televisiva.
Se dice que ahí mismo, en la oficina del ingeniero, se podía notar la tristeza en su mirada. "Está golpeado, no destruido", manifestó un cercano a él. A sabiendas de que caerían frente al partido violeta y el kirchnerismo que encabezó el radical Santoro, el objetivo era acercarse al segundo puesto lo más que se pudiera. Eso no ocurrió.
Silvia fue el rostro de la derrota. La cara de quien se animó a ir a una batalla que, desde los inicios, parecía perdida. Los rumores apuntaban a que Mauricio quería sacársela de encima y por eso la "mandó al muere"; dicha versión fue rotundamente negada por el espacio y, de hecho, la tildaron de ilógica.