Por cuanto la principal candidata fue "proscripta" por la Corte Suprema en un "nuevo intento por fusilar al peronismo", La Cámpora inició un esquema comunicacional para concientizar a sus dirigentes para que no haya elecciones o, al menos, que UxP no se presente.
El peronismo kirchnerista renovador sigue en estado de shock y la grieta interna, lejos de achicarse, se engrandó. Quizás por este motivo es que Axel Kicillof retomará mañana las actividades de gobierno que suelen llevarlo a cien kilómetros de La Plata, como mínimo.
Días atrás, un intendente del conurbano norte había considerado que, si bien Ella era un problema para la unidad, su salida por causa judicial y su imposibilidad de presentarse electoralmente le generará un hueco imposible de llenar a lo que era Unión por la Patria. Él lo había comparado con un barco que se averió por la popa que, tarde o temprano, se terminaba hundiendo todo.
"Buscan destruir al adversario político", aseguró Máximo Kirchner tras el fallo contra CFK
La confirmación de la condena en contra de Cristina Fernández de Kirchner fue un espectáculo que la gente siguió por la tele, con mucho morbo, bronca o euforia, pero que no se trasladó a las calles. El único episodio de violencia, provocada por la inflamable diatriba de la expresidenta contra los medios, idéntico al que usa Javier Milei, la sufrió Canal 13 y TN, cuyas instalaciones fueron vandalizadas como así también los bienes de los trabajadores, quienes sufrieron la rotura de sus vehículos.
Tampoco hubo una manifestación civil en defensa de las instituciones. A pesar de la premura por custodiar el Palacio de Tribunales, ningún ciudadano de a pie se acercó hasta alguna de las esquinas de esa manzana para manifestar su apoyo. Muy poco para graficar callejeramente la prisión de quien fuera dos veces presidenta del país y ganara, hace poco más de una década, con el 52% de los votos.
La sobreactuación de Sergio Massa se valida con su deseo de apropiarse con ese caudal de votos y pararse en un lugar de mejor poder con los intendentes y el gobernador, quien ahora quedó como el real dueño de la lapicera. ¿Lo aceptará mansamente Juan Grabois, quien al día de hoy lo sigue insultando como si Massa fuera un referente de la derecha extrema? ¿No le pedirán un análisis de sangre quienes siempre estuvieron en La Cámpora y en algún momento acusaron al líder del Frente Renovador de operar en la Corte y ser uno de los promotores, en 2013, para que Cristina terminara como terminó? Preguntas que sólo la practicidad de la política podrá resolver.
Kicillof la pasó muy mal las dos veces que fue hasta la sede del Partido Justicialista nacional para apoyar los últimos momentos de la vida política de CFK. El lunes, además de los insultos, lo sentaron al lado de dos “cristinistas” como Mariel Fernández y Mayra Mendoza, intendentas de Moreno y Quilmes, respectivamente. Y ayer literalmente le rayaron el auto, le pegaron a la chapa y cuando ingresó fue recibido con palabras de pocos amigos. De ahí que la reunión con Cristina Kirchner haya durado menos que la visita de un médico de obra social.
El futuro sin la ex presidenta en el cuadro de los candidatos movió severamente el tablero político y por eso, desde los sectores más radicalizados del kirchnerismo camporista empezaron a blandir la hipótesis de la abstención patriótica. Ya en los medios afines al kirchnerismo empezaron a hablar no solo de la suspensión de las elecciones desdobladas provinciales sino, además, de no presentarse en octubre porque proscribieron a su principal candidata.
“Es todo un delirio… Estos pibes siguen rompiendo las pelotas y no tienen ni cinco votos… Dale, yo no presento lista de candidatos en el municipio y al otro día entre la Libertad Avanza y el PRO me sacan a patadas en el culo por cualquier boludez”, explicó, con un castellano creativo, un intendente que fue tan kirchnerista que ahora mira todo por la tele, aunque para cumplir, como hizo la mayoría, fue a dar el presente en la sala de Matheu.
El gobernador recibirá la presión mediática, donde cada paso será observado con detenimiento, pasible de ser considerado un traidor. Pero desde la política el hostigamiento será total. “Ya que quiso hablar con Cristina para el tema de las listas, Ok, ahora que la vaya a ver a San Telmo”, disparan, con sorna, desde las cercanías de Máximo Kirchner, el operador designado por la señora para “porotear” los lugares de los candidatos.
Por supuesto, eso no ocurrirá. Kicillof no irá a ver a una condenada, quien además lo destrató en las dos últimas oportunidades en las que se vieron, para preguntarle qué candidato le interesa ubicar en las listas. Otra vez la fractura aparece como una salida explosiva para la tensión reinante, aunque en esta oportunidad, el Movimiento Derecho al Futuro tiene todo para ganar, siempre y cuando, no se quede atado al pasado.